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DIOS


MARCO DE REFERENCIA: DIOS.

CARACTERISTICAS

- Es un ser necesario.
- Es la respuesta a nuestras limitaciones: fin último del HOMBRE.
- Dios es creador: crea por amor.
- Es principio y fin de todo lo existente.
- Es principio y meta a la que el HOMBRE tiende y orienta todas sus acciones.
- Su acción no tiene límites.
- Su esencia es el amor.

o Por él crea el mundo
o Por él ordena el universo
o Por él protege este orden, salva y perdona.
o Por él es justo.
o Por él es fiel.
o Por él lleva al hombre a vivir con El.
o Por él crea al hombre libre.

- A través de DIOS el HOMBRE encuentra su dignidad al serle concedidos valores trascendentales.

ACTITUDES QUE DEBE TENER EL AFILIADO.

- Glorificar a DIOS en nuestra vida buscando la trascendencia humana.
- Colaborar en el proceso de creación de DIOS, es decir, conocer y respetar el orden del Universo.
- Utilizar dignamente su libertad aceptando los intereses y bienes materiales para conseguir la meta última del HOMBRE.
- Esforzarse en descubrir los valores trascendentes.
- Practicar el amor entre los hombres, como emanación del amor divino, a través de la justicia, la paz, la comprensión y el respeto a la creación.
- Vencer los obstáculos que nos apartan de nuestro fin: DIOS.

PROCEDIMIENTOS PARA PROPICIAR EN EL AFILIADO LAS ACTITUDES CORRECTAS.

AMBIENTE:
- Disposición del espacio adecuado donde se vivencien las actitudes del HOMBRE como ser creyente.
- De respeto a las creencias de los demás y a la Creación.
- Potenciador de signos y manifestaciones externas de la religiosidad propia del AFILIADO.
- Que facilite los medios adecuados para una vivencia sincera y coherente del sentir religioso de cada AFILIADO.
- Recreativo de una experiencia real del sexto punto de la promesa.

ACTIVIDAD:
- De carácter religioso.
- Excursiones y visitas a instituciones y monumentos de sentido religioso.
- Trabajos individuales y de Unidades donde se propicie la manifestación de la vivencia de DIOS ser personal.
- Conservación y respeto de la Creación.
- De relación social (sexto punto de la Promesa).
- Actividades creativas que estimulen el conocimiento y el compromiso de una vida para con DIOS.

PALABRA:
- Explicar la realidad de DIOS: su necesidad, su esencia, la manifestación de su poder…
- Conocer la Creación y ver el papel del HOMBRE como copartícipe de la misma.
- Descubrir la relación existente entre valores contenidos en la Promesa y la idea de DIOS.


DIOS.-

1.- A MODO DE INTRODUCCIÓN.

La Organización Juvenil Española no se manifiesta unida confesionalmente a ninguna Iglesia ni religión concreta, sino que se siente abierta a las distintas confesionalidades de sus miembros, respetando y admitiendo una religiosidad particular de cada AFILIADO. Por ello no presenta un cuerpo doctrinal-moral sobre religión, ni pretende hacer una religión a su medida, sino presentar a DIOS como Ser Supremo, Absoluto, Inspirador de nuestros pensamientos y de nuestras acciones, partiendo del amor que cada miembro le profesa. De ahí que cualquier religiosidad que tenga como base el Amor a DIOS, a un DIOS Absoluto, Trascendente y Creador, es el punto de partida para el compromiso religioso que ha de tener todo AFILIADO de la OJE.

No sólo los musulmanes en Alá, también los hindúes en el Brama, los budistas en el Absoluto y los chinos en el Cielo y en el Tao, buscan la misma realidad primera y última que para judíos y cristianos es el único Dios verdadero.

Las religiones del mundo conocen no sólo la alienación del HOMBRE, su esclavitud y su necesidad de redención, sino también la bondad del único DIOS verdadero, su misericordia y benevolencia.

Por esta verdad, los hombres en las religiones del mundo, pese a sus últimos errores, al politeísmo, la magia, las coacciones naturales y a la superstición, pueden alcanzar la salvación eterna.

El predicado principal de nuestra Promesa es la afirmación de DIOS, sin más, pero no podemos admitir teísmos por el simple hecho de que se pronuncie su nombre, pues hoy más que nunca existen dioses que desvirtúan la imagen y dignidad del hombre.

2.- NOCIÓN DE DIOS.

La palabra DIOS, ha sido el término que ha venido empleándose para designar lo divino, forma de denominar al ser trascendente, creador y principio que venimos presentando como esa realidad que está más allá de nosotros mismos y de nuestro mundo, pero que participa en la historia del mundo en cuanto que el mundo nace de su bondad y tiene como elementos los que de él se han derivado por una providencia suya. Es, en definitiva, la palabra utilizada por el HOMBRE para entrar en el ámbito de lo sagrado, lo divino. Aquel que no tiene origen ni devenir.

DIOS se configura con las siguientes características:
- Ser absoluto, no condicionado a nada ni a nadie.
- Principio y fin: existe en sí mismo. Es origen de todo lo creado y a El se ordena todo lo existente.
- Dador de valores trascendentales e intangibles.
- DIOS personal que se hace presente y patente en la historia.

3.- DIOS COMO FUNDAMENTO DE VALORES.

El fundamento de todo orden y, en concreto, de los valores recogidos en nuestra Promesa, es DIOS, sobre el cual edificamos todos nuestros pensamientos y acciones.

DIOS se configura como fundamento de todo pensar humano, de tal forma que su sustitución por un ídolo acarrea la esclavitud del HOMBRE. Se debe suprimir a un DIOS convertido en sucedáneo del hombre para cuando se acaban nuestras fuerzas, a un Dios al que podamos invocar únicamente cuando ya no podemos más. No se Le debe encontrar en nuestra necesidad o negación, sino en medio de la abundancia de lo humano y lo vital.

Debemos hablar de DIOS en los límites y en el centro, en los momentos de debilidad y en la fuerza: esto es, tanto a la hora de la muerte y de la limitación humana, como en plena vida y en los momentos mejores del HOMBRE.

4.- EL HOMBRE ABIERTO A DIOS.

El AFILIADO de la OJE, al levantar todos sus pensamientos y acciones sobre el amor a DIOS, adopta una postura abierta, encontrando en Él el sentido de su existencia y su meta.

El amor de Dios, difusión de si mismo, es la fuente de toda su obra, de la creación y, sobre todo, la meta de la humanidad. Esta difusión, este amor, nos llega de una forma completamente gratuita. Amor que se manifiesta de muy diversas maneras. Por amor crea al HOMBRE, lo cuida y se manifiesta a lo largo de su historia con una inagotable bondad y gratuidad, haciéndose presente en la intimidad del HOMBRE. Fruto de este amor, se nos manifiesta como Ser Justo. Coloca a todos los seres en el sitio que les corresponde, al HOMBRE en el sitio supremo. En consecuencia DIOS se mantiene fiel, haciendo alianza con el HOMBRE, llamándolo a vivir en hermandad y a participar de su propio amor.

4.1.- Dios creador.

Dios crea por amor todo lo existente y entrega al hombre, creado a su imagen y semejanza, su obra para que participe con El en su acción continuadora de la creación. Esta participación conlleva un mandato:”Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla”, entendiendo por crecer el continuo desarrollo por alcanzar la plena madurez.

Basándonos en este mandato se deduce que el futuro de la historia de la humanidad está en manos del HOMBRE, que es libre y por ello responsable.

La grandeza del HOMBRE se manifiesta también en la posibilidad de conducir la historia tanto hacia resultados de muerte como a resultados de vida. La trascendencia del hombre va más allá de lo meramente humano, puesto que no puede poner la esperanza en sí mismo, sino en Dios, ya que en Él se fundamenta. La esperanza estimula al hombre a obrar con valentía en el mundo y por el bien del mundo, en espera de una trascendencia que está más allá de su iniciativa, de la muerte o de cualquier cálculo.

El esfuerzo por cambiar el mundo debe continuar también después de las primeras desilusiones. Por eso el valor de los actos personales no se mide por el resultado obtenido, sino porque consisten cada vez más en ser signos de una espera más profunda, que no se verá frustrada por que viene apoyada en el valor del don que Dios ha dado al hombre.

Por eso Dios al crearlo corona y lleva a la perfección la obra de sus manos, lo llama a una especial participación de su amor y, al mismo tiempo, en su poder de creador: mediante su cooperación libre y responsable, Dios realiza a lo largo de la Historia, la transmisión del designio creador de hombre a hombre, puesto que no podemos considerar a la creación como una realidad acabada en sí misma, sino como obra perfecta en Dios, que va caminando en la Historia del hombre conociendo el desarrollo total, dado que la humanidad no se ha mostrado aún en su plenitud.

Por eso, la Creación de Dios no se sobreañade a la acción del hombre para dar a ésta un significado complementario, puesto que la obra de éste no está fijada de antemano. Dios se ha pronunciado en nuestra historia y nos ha invitado a seguirla como el sentido radical de su propia existencia, puesto que no podemos olvidar que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza, ya que era necesario que, para que Dios hiciese una criatura potencialmente perfecta y que tendiese a la perfección, lo hiciera según el modelo Supremo, Él mismo. De este modo participamos de su amor y creación.

El hombre fue creado a imagen de Dios, es decir, es un reflejo del ser de Dios a un nivel natural, se posee a sí mismo en el conocimiento y en el amor, y se realiza en la libertad, llevando en sí los rasgos de la esencia de Dios: libertad, conocimiento, amor, voluntad,…

Porque además el hombre está permanentemente referido a Dios como fundamento de su ser. Asimismo, amén de ser su imagen natural, es también semejante a Él en el orden sobrenatural: esa semejanza consiste en que el hombre está llamado a la comunión plena con Dios lo que le coloca por encima de los demás seres, radicando esta semejanza en las facultades espirituales del hombre en virtud de las cuales domina sobre las demás cosas creadas.

4.2.- Dios, ser personal.

El hombre tiene una finalidad de vida para con Dios, pero la miseria humana le hace perder la “comunicación”. Esta situación no puede ser resuelta por él mismo, necesita recuperar su situación original de relación con Dios. Por tanto, a través de esa relación de amistad con Dios, se convierte en instrumento, y eso no constituye menoscabo de su libertad, sino por el contrario, una liberación. El hombre, al estar expuesto a las ingratitudes de la vida y, al mismo tiempo, al mundo material que llega a desbordarle, es esclavo de esos accidentes, estando continuamente sometido a la angustia de verse impotente ante el dominio de lo material. En esta situación la comunicación con Dios, le libera de la angustia de la impotencia. Por tanto el hombre reclama para su vida la necesidad de un Dios real, con lo que tiene que abandonar el terreno de las nociones teológicas y centrarse en la experiencia de un Dios existente, único del que es imagen y semejanza.

Así, no se puede pensar en la historia sin Dios, ni en Él sin la historia. Al intentar comprenderlo sin la historia, termina por volatilizarse, haciéndose prescindible e innecesario.

5.- HOMBRE, SER TRASCENDENTE.

El hombre, a diferencia de los demás seres, por la íntima relación de su vida con Dios, es un ser llamado a trascender, pues está convocado a la vida plena y definitiva con su Creador. No podemos admitir un hombre que se quede en su materialidad y en su simple finitud de criatura, ya que la legítima aspiración del hombre a trascender es el significado de la presencia divina en su vida y en el mundo, conformando así una imagen del hombre distinta, una idea del hombre como simple materia. Por eso se ha de deducir la necesidad de un hombre que es una única unidad, un ser compuesto por cuerpo y alma.

6.- COMO CONTACTAMOS CON DIOS.

Es ser humano tiene una dependencia innata, tiene unos límites con los que se enfrenta y que le hacen desear lo ilimitado. Esta dependencia y anhelo hacia lo trascendente le hacen ver que no es autosuficiente y que crece cuando se ha superado a sí mismo.

La soledad y el recogimiento nos llevan a la conclusión. No cabe duda de que la soledad es una de las raíces esenciales de las que surge su encuentro con Dios. Cuando el hombre siente su soledad se da cuenta de que su existencia va encaminada a alguien. Es entonces cuando pueden existir dos soluciones. La primera es salvar la soledad con otro hombre, pero es ahí cuando ese “alguien” se convierte en una promesa irrealizada e irrealizable, constituyendo una desilusión cuando uno no puede superar la última soledad. De ahí surge la segunda solución, de esa necesidad, de la experiencia de que ninguna compañía llena todo nuestro deseo, nace la urgencia por encontrar a Dios.